jueves, 21 de julio de 2011

Infidelidad


LA INFIDELIDAD SE PERDONA?

¿Se puede perdonar una infidelidad? ¿Puede todo seguir igual que antes, como si nunca hubiese pasado, si hay un arrepentimiento sincero y un perdón verdadero?

Perdonar se puede perdonar… pero nada nunca será igual que antes, porque lo que antes hubo se rompió. La infidelidad supuso un cambio que no se puede borrar y sea como sea nos llevará a volver a comenzar… a solas o en pareja.

En ocasiones suceden cosas en nuestras vidas frente a las cuáles no sabemos cómo reaccionar. Para esos momentos sería bueno recurrir a un manual de instrucción, una guía que nos indique que decir o hacer en situaciones dolorosas, difíciles y extrañas para nuestro mundo personal.

Imagino que sería ideal que al nacer nos regalaran capítulos coleccionables de cómo actuar en la vida, para no perder tiempo con temores, creencias limitantes o ideas de heredadas de otros.

Pero la realidad es conocida, la vida se hace al andar; y al andar nos relacionamos, enamoramos, proyectamos, compartimos, y de vez en tanto nos desilusionamos; porque las expectativas eran las erradas o porque nos traicionan.

Y cuando nos traicionan, el dolor congela nuestra sangre, sentimos la ira devorar nuestro corazón, y luego la tristeza se explaya como un mar de angustia, y de preguntas inocentes, ingenuas: ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Qué sucedió? ¿Qué le faltó si le daba todo? ¿Se perdona una traición?

¿Y perdonar no significa que le doy permiso para que vuelva a hacerlo?
¿Quién puede asegurarnos lo que sucederá en el futuro? Nadie.

Perdonar a un infiel, puede ser abrirle una posibilidad para que recaiga en lo mismo o puede ser una posibilidad para resarcir.

Pero más allá de eso, perdonar la infidelidad implica aceptar que sucedió, permitir hacerle entender a nuestro EGO que ese otro que decía AMARNOS, eligió a otra persona; que el espejo de Blanca Nieves nos informó que “no éramos las únicas en el reinado”, que la boca que tanto deseamos, las manos que forjaron nuestros más íntimos deseos, arrasaron la piel de otro ser, bebieron del cáliz de otros labios, y que aunque lo odie con todo el alma, ese hecho sucedió.

Nos pertenece.

Que el rencor, o el resentimiento son sólo las defensas de nuestras heridas narcisistas, pero que no cambia el rumbo de la relación, que no borra la traición.


A partir de eso, perdonar significa soltar, dejar de resistir, enmudecer frente a los ¿por qué?; porque no tiene más sentido que evitar la desolación de sentarnos frente a ese ser querido y mirarlo a los ojos y sentir el ahogo del inmenso abatimiento que sentimos.

Perdonar una infidelidad, es gritarnos cara a cara, que ese que hemos elegido para compartir nuestro tiempo, sueños y proyectos, hizo más importante “sus propias necesidades personales” que a la relación, que creyó encontrar fuera de ese “nosotros” lo que le urgía.

Significa también que tras la búsqueda de lo que requería, se olvidó, desdeñó o simplemente no tomó en cuenta la consideración, de que sus actos dañarían el vínculo.
Y a partir de ahí se abren dos caminos:

• La elección de perdonar y seguir, volviendo a empezar.
• O la elección de terminar, volviendo a empezar.

Ambos senderos conducen a un volver a empezar, solas o con la pareja; pero déjame que te aclare: siempre es un volver a empezar, porque el evento modificó lo que había, los recuerdos de la relación tal cual la concibieron quedó en recuerdos.

Empezar desde cero es dejar muy atrás en la historia de cada quién lo que aconteció, para desenvolverse en una comunicación honesta y sincera, sin conversaciones entre lineales, sin miedos que sabotean, sin culpas, sin víctimas y sin victimarios.

De lo contrario lo que generamos es una ilusión de perdón, en donde escogemos el vínculo fracturado para no perderlo, pero estamos todo el tiempo haciendo hincapié en la desconfianza, en el recuerdo mustio de lo que pasó alguna vez; y lo único que construimos para nuestra vida es destrucción.

Separar los hechos, aceptar, perdonar y volver a empezar con ese ser que nos lastimó requiere de una entereza emocional y madurez extrema. No es una tarea sencilla; pero no menos simple es seguir con el otro para torturarlo, para remover la herida; porque al final del día, el otro no ha sido feliz contigo, pero tú tampoco.

Busca las elecciones que mayor confort, bienestar, y plenitud te generan, lo mereces mujer, lo mereces, no dudes más.

miércoles, 13 de julio de 2011

Mujer Tu Vales Mucho!!!


Muchas mujeres día tras día realizan actividades que no las llenan de satisfacción; por el contrario, muchas mantienen matrimonios difíciles, situaciones de pareja complicadas en las que la dignidad personal se compromete…

Por tanto estrés y agobio que sienten, tienen ganas de gritar “¡Quiero estar sola!”, pero se lo guardan y siguen soportando y aguantando todo lo que día a día se les viene encima…

Se sienten frustradas, insatisfechas, contrariadas y estresadas con su pareja, matrimonio y sus situaciones personales…

Pero siguen de pie, viviendo con la frustración y dolor. Lo hacen por los hijos, por las creencias que tienen acerca de la familia, por imposiciones de los padres, temores recurrentes, preguntas retóricas, paradigmas obsoletos que creen imposibles de rediseñar… Tienen ganas de gritar “¡Quiero estar sola!”, pero se sienten culpables por ese recóndito deseo.

Pero dime…
¿qué es estar sola? ¿Divorciarte? ¿Separarte? ¿Terminar con tu trabajo o relación amorosa?

Muchas veces esa declaración de independencia, no lleva a tanto, y las mujeres sólo requerimos un espacio de tiempo para nosotras mismas; para recostarnos y mirar la película repetida las veces que queramos, leer un libro, escuchar música, mirar fotos, o simplemente estar sin hacer.

Las mujeres que son madres, en muchas ocasiones creen que es mejor “soportar” que buscar soluciones diferentes para que los hijos no sufran. Sin embargo, olvidan que los hijos sufren de la misma forma; porque el teatro de la familia feliz siempre deja entrever los hilos de la actuación, y ese engaño también genera displacer, sufrimiento, tristeza y resentimiento en los hijos. Y lo que es peor aún, los padres no toman conciencia del modelo de familia, y amor que se les está inculcando a esos seres.

Las mujeres que no tienen hijos, pero tienen relaciones matrimoniales o de pareja de largos años, en muchas ocasiones creen que es mejor “aguantar” que buscar métodos alternativos, porque están apegadas al número de años de la relación.

Sin embargo, en muchas ocasiones, declararon en la intimidad de su ser “quiero estar sola” y fantasearon con esos instantes de un encuentro personal, de una luna de miel íntima y solitaria con los sueños propios, con las risas olvidadas, los pequeños gustos o detalles postergados, y ¿por qué no? ¿Por qué no darte esa posibilidad? ¿Por qué no dedicarte unos días al disfrute de tu persona?

¿Qué crees que encontrarías? ¿Qué posibilidades se abrirían en tu vida, si de vez en tanto, te dedicas unas minis vacaciones para escaparte al fondo de tu corazón?
Tal vez esta declaración de amor propio, podría ser el inicio de una recuperación de las relaciones agotadas por el hastío y la rutina; hasta una vía de escape, un cable a tierra, para resurgir con vitalidad, y deseos renovados.

Eres importante, mereces tu tiempo personal.

No porque seas una esposa, madre, profesional, novia, pareja, mereces olvidarte de ti misma, o dejar a un lado tu espacio de soledad, de la cercanía con tu esencia misma; así como los niños y los adolescentes tienen sus grupos de amigos, o los esposos salen con los amigos a tomarse unas copas; recupera un lugar para ti; para unas caricias a tu corazón, de esas que solo tú sabes procurarte.

¡Sí! Procurarte, es el objetivo; un chocolate espeso y caliente para sanar las heridas; una porción de pastel de admiración y respeto por todo lo que has logrado, unos masajes de reconocimiento por lo mucho que has avanzado en el camino

En Rut Capitulo 1

Versiculos

16Y Rut respondió: No me ruegues que te deje y que ame aparte de ti; porque adondequiera que tú fueres, biré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. cTu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi dDios.

17Donde tú murieres, moriré yo y allí seré sepultada. aAsí me haga Jehová y aun me añada, porque sólo la muerte hará separación entre tú y yo.

Pero tambien hay otra escritura en donde dice lo siguiente

Pablo aconseja: “Permaneced firmes en la fe; todas vuestras cosas sean hechas con caridad”.

La mujer nunca debe caminar detras del hombre ni delante de el sino a su derecha con igualdad..